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Año II N" 12
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MUJO*
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l H.
E N agosto se cumplió nuestro primer
aniversario, y decidimos festejarlo
trabajando, debatiendo con las
mujeres periodistas y con los grupos de
mujeres. Es asi que organizamos este En¬
cuentro los días 29 y 30 de agosto en el Ins¬
tituto Italiano de Cultura.
El 29 fue sobre todo para encontrarnos y
festejar entre mujeres algo que para noso¬
tras era importante.
El sábado de mañana, comenzamos a
trabajar. Debatimos la ponencia presenta¬
da por Cotidiano Mujer: aporte a una ela¬
boración cultural desde un punto de vista
de mujer.
De tarde nos dividimos en dos talleres:
comunicación alternativa y prensa “gran¬
de”, radio. TV.
Las dos grandes interrogantes fueron:
— ¿Existe un aporte específico de la
mqjer en la producción cultural?
— ¿Qué significa hablar o escribir como
moeres?
En ambos talleres las respuestas mos¬
traron matices, tanto en el grado de elabo¬
ración del tema en sí, como en el enfoque
para abordar una temática tan vasta y tan
profunda como es la reformulación de la
expresión cultural. En ambos se visualizó
el que para que los grupos de mujeres crez¬
can y se multipliquen es imprescindible
una profundización del marco teórico. Se
discutió la necesidad de abordar coordina¬
damente, dentro de una unidad real, el
trabajo futuro para tratar el tema de la
condición de la mujer en nuestro país.
Taller de prensa, radio y TV
Se coincidió en señalar que también
desde estos medios de comunicación existe
un espacio de la comunicación alternativa
desde el punto de vista del contenido.
— Se propuso realizar un estudio a nivel
Guarderías
¿una especulación
de necesidades?
E L 1° de agosto se inauguró la
guardería de Casavalle: quisimos
conocerla. Para llegar a esa zona
de construcciones municipales, tuvimos
que pasar por un basural muy extendido.
Impactaban las casas (ranchos de cartón
y lata) en el medio del mismo.
Cuando llegamos al barrio rápidamen¬
te encontramos la guardería. Las mujeres
que allí trabajan nos recibieron y nos
juntamos a conversar. Se las veía conten¬
tas porque luego de varios meses de tra¬
bajar, la guardería hoy es una realidad:
35 niños van gratuitamente todo el día.
Esta guardería forma parte de un pro¬
yecto con fondos UNICEF, que la Inten¬
dencia de Montevideo administra.
En este caso (son cinco las que incluye
este proyecto) la Intendencia les dio el
local, el material necesario para su insta¬
lación, reciben diariamente alimentos y
dos salarios mínimos para dos mujeres
que realizaron un curso de formación
(seis semanas) para hacerse cargo de los
niños y un medio salario mínimo para la
cocinera.
Pero cuando allí estábamos eran más
las mujeres, en realidad la cocinera tiene
una madre que ayuda voluntariamente y
hay otra madre que tiene que ir todos los
días a buscar los alimentos que no lle¬
gan por camión.
No sólo ellas, sino que una sicóloga y
una asistente social trabajan —también
sin sueldo— apoyando la labor de las
mujeres del barrio.
Todo esto, más las dificultades sociales
que existen, más el mantenimiento de la
guardería, más el esfuerzo de buscar do¬
naciones para cubrir los rubros que la In¬
tendencia no abarca, supone una intensa
Encuentro de periodistas y grupos de mujeres
Mujer y medios
de comunicación
*
o*
k
i
i
nacional que evidencie los intereses reales
de las mujeres para que su condición fe¬
menina sea estudiada y cambiada.
— Investigar sobre las preferencias de
las mujeres en materia de medios de co¬
municación, información, entretenimien¬
tos, etc.
— Elegir un tema, previamente coordi¬
nado entre mujeres periodistas y grupos de
mujeres para promoverlo en los medios de
comunicación y en las actividades de los
grupos.
— Desarrollaren los espacios destina¬
dos en los medios de comunicación a la
cultura (páginas de teatro, cine, literatura,
arte),una critica hecha desde la óptica de
la condición de la mujer.
— Hacer uso del derecho a la respuesta
critica, incentivando una forma colectiva
de hacerlo.
— Apoyar la labor de Cotidiano Mujer y
utilizar ese espacio para escribir, inter¬
cambiar y promocionar la acción de los
grupos de mujeres.
Taller de comunicación alternativa
Se llegó a la conclusión de que todas las
propuestas manejadas parten de la nece¬
sidad de crear instancias de discusión y de
coordinación entre mujeres, que suminis¬
tren el contenido .para una elaboración
realmente colectiva de la condición de la
mujer.
— Se coincidió en la importancia de do¬
cumentar la propia experiencia para enri¬
quecer la memoria colectiva de la mujer.
Para ello se vio la necesidad de coordinar
el manejo colectivo de documentos y datos.
-- Incorporar a la prensa alternativa
(así como a los espacios de la mujer en
toda la prensa) una crítica sistemática
frente a los mensajes que tiendan a refor¬
zar la actual condición de opresión de la
mujer.
— Instrumentar una nueva forma de
mirar y de leer desde una óptica femenina.
— Organizar un ciclo de películas de
mujeres y actividades en torno al ciclo que
ejerciten la crítica cinematográfica desde
una nueva óptica.
— Crear audiosivuales como medio al¬
ternativo para que la mujer participe en la
creación de su propia imagen, incluyendo
el aprendizaje de la técnica apropiada.
Los diagnóstico sobre la situación de la
imagen femenina en los medios de comu¬
nicación están hechos: las propuestas para
cambiar esa imagen, enunciadas a partir
de una coincidencia casi absoluta; ahora
nos abocamos-a la tarea concreta: Hacer.
Ya empezamos.
Complejo Habitacional América
Una policlínica para todos
actividad de madres y mujeres para la
continuidad de esta iniciativa.
Sobre los contenidos del proyecto apo¬
yado por UNICEF. nada saben, sobre los
fondos disponibles, sobre las razones por
las cuales las características planteadas
por los responsables de la Intendencia
fueron variando en el tiempo, sobre el he¬
cho de que las cinco guarderías progra¬
madas tengan diferencias (sueldos plan¬
teados, etc.), sobre todo esto, poco y nada
saben.
Así como tienen dudas sobre el futuro-
en principio dentro de un año pasarían a
estar bajo el control del Consejo del Niño
¿qué sucederá con las madres que hoy re¬
ciben un sueldo por su trabajo?
Y nosotras nos preguntamos sobre la
calidad y la forma de cubrir una necesi¬
dad como es la de las guarderías. Sabe¬
mos de la existencia de maestros desocu¬
pados a quienes no se ha querido tener en
cuenta en este proyecto, sabemos de sicó¬
logos y asistentes sociales en la misma si¬
tuación, la opción ha sido otra.
Dependerá por tanto de nosotras, de
los distintos grupos de mujeres y de las
organizaciones barriales el exigir que las
guarderías cubran realmente las necesi¬
dades de los niños. Dependerá de todos
que no se especule con nuestra necesidad
y que seamos realmente partícipes en las
soluciones de nuestros problemas.
A L inicio no había nada. Se salió a
los comercios de Colón a pedir.
Todo lo conseguido fue donado
por los comerciantes o por los vecinos, ca¬
da cual traía el material que podía conse¬
guir”, nos dice Beatriz López, entusiasta
doctora, que junto con Laura Etcheveste,
conformaron el plantel médico en los ini¬
cios de la policlínica, en julio del 85.
“Menos un practicante, éramos todas
mujeres: tres enfermeras, una administra¬
tiva, dos auxiliares; ya hoy, a un año, el
cuerpo médico se incrementó con seis pro¬
fesionales más, dada la demanda y la ne¬
cesidad del servicio en la zona”.
Que la gran mayoría de los montevidea¬
nos no cuenta con sociedad médica ya no
es un secreto para nadie. Cuando se “con¬
vive” en un barrio como el que conforma
el Complejo, en el cual se censan más de
2.000 niños, no ser partícipe y receptivo a
las necesidades del prójimo equivale a ser
sordo y ciego. Por lo tanto, a raíz de los
múltiples problemas que acaecían a diario,
debido a la carencia de un centro asistencial
la Comisión Administradora del Complejo
convocó a los vecinos que estuvieran dis¬
puestos a formar lo que en principio pare¬
cía un sueño: atención rápida y próxima,
sin necesidad de desplazamiento del pa¬
ciente; y por añadidura a un costo al al¬
cance de todos, N$ 80, mensuales. Esta
cifra mínima otorgaría además la posibi¬
lidad de consulta entre las ocho y las vein¬
tidós horas; el llamado del médico a domi¬
cilio, la rebaja en el arancel de los análisis
clínicos —debido a un convenio con un la¬
boratorio de la zona— y el derecho al tras¬
lado urgente en ambulancia por la módica
suma de N$ 750.
Por supuesto que a nadie extraña, en¬
tonces, que la nueva policlínica haya aten¬
dido en solo un año de existencia a 7.200
pacientes, con un promedio de 600 por
mes.
Si a esto se agrega la real preocupación
por la educación profiláctica que tienen
sus integrantes, brindando charlas como la
“prevención de accidentes en el hogar”.
‘ parasitosis intestinal”, “profilaxis del
cáncer de mama”, etc., para sólo citar al¬
gunas, no podemos dejar de reconocer que
cuando se desea verdaderamente el bien
común, no hay obstáculos que impidan el
trabajo y menos, agregaría yo, cuando lo
enfrentan mujeres conscientes de que el
“Futuro mejor" se va creando en presente
y entre todos.
Ana Magnabosco
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dencia Ciudad Vieja.
Sr. Legislador:
Hoy las mujeres salimos de nuestras casas, de nuestros trabajos, de nuestros
uniros de estudios, algunas con nuestros hijos, todas, con una enorme carga de
afectividad y ternura. > todas, unidas por la solidaridad con otras mujeres que
como nosotras, parieron sus hijos, los vieron crecer, los educaron, v hoy los siguen
buscando; la solidaridad con las mujeres torturadas, violadas, desaparecidas,y con
todas las mujeres, que sufrieron las consecuencias de todo ese periodo de dolor
y oscuridad.
A ios dirigimos a Ud. con plena conciencia de la responsabilidad que debe
asumir, y es por eso precisamente, que estamos aquí, compartiendo con Vd. ¡a
esperanza de justicia que nos anima, y apelando a esa savia profundamente demo ■
erótica que nos ha legado el ideario artiguista.
Venciendo las trabas que desde tiempos inmemoriales nos limitan, las
muji ri s se ni irnos, la necesidad de opinar y de pronunciarnos en todos los temas de
la vida nacional, y en particular en éste , Sr. Legislador, que tan unido esta a la vida
v a futuro c ( nuestros hijos. Damos la vida y luchamos para que esa vida sea plena .
por eso a garantía al respeto por los derechos humanos, nos es tan propia como
lucha y como sensibilidad.
POR LA VIDA y LA JUS7 /( IA es el tema que une a todas las mujeres aquí
convocadas, porque lo que se debate en ese Parlamento, al que tanto hemos contri ■
nudo a reconquistar, lo que Ud. debe legislar, es la garantía de cada ciudadano, es
la seguridad de todos, es nuestra garantía y nuestra seguridad.
En la vida cotidiana, lo hablemos o no, esta presente el pasado reciente de
C ° °! \ nilit ° c l ue nos logóla dictadura. En la vida cotidiana, esta presente una
er íi( ( l ue ^ nos negado hasta ahora oficialmente. Mujeres como su madre , su
esposa, su tija, mujeres tonto nosotras, salieron un tita de sus casas a buscar u su
Hijo, a su esposo, a su hermano, peregrinando por ¡os cuarteles, enfrentando la
prtpotencia y la desinformación. Se hicieron gigantes en esa búsqueda, y sin pro■
ponérselo se convirtieron en el estandarte de la justicia y de la verdad. Mujeres
como nosotras fueron torturadas, violadas, acosadas, y defendieron con uñas y
dientes la dignidad pisoteada. Mujeres todas, que conocimos el miedo y la insegu¬
ridad durante años, y que inventamos, los mil gestos solidarios en nuestras casas,
en la feria, en el barrio, con temor y audacia al mismo tiempo.
Las puertas permanecieron cerradas, pero la voz de la denuncia se mantuvo
viva, pasando de boca en boca, encontrándose con los corazones solidarios de
nuestro pueblo, y con el aporte de miles de pequeños datos se fue armando lenta¬
mente la historia de una década sacudida por los más dolorosos y terribles críme¬
nes. Durante esos años, nos expresamos de mil maneras, con las cacerolas y sin
ellas. Y sentíamos en lo más hondo, una confianza enorme en el triunfo de la justi¬
cia. Sin embargo, un año y medio de democracia no nos ha dado aun, ni verdad ni
justicia.
¿Quién si no Ud., que ha asumido la reconstrucción de la institucionalidad
democrática, puede y debe preservar la imparcialidad de la Justicia ?
¿Quién si no Ud., puede garantizar el futuro de las instituciones actuando
segim su competencia ?
No venimos aquí, a que se juzgue a un culpable más o un culpable menos.
Levantamos una voz, que no es séJo nuestra, una voz que pacificamente reclama la
actuación libre y sin condicionamientos de la Justicia. Por eso estamos y estaremos
en la calle, y en todos lados, como partícipes de esta lucha, como ciudadanas y
como mujeres.
La impunidad, cualquier forma de impunidad amenaza nuestro futuro,
ataca nuestra dignidad. Los crímenes sin esclarecer y sin juzgar, vuelven a hacernos
vivir la inseguridad que conocimos y enfrentamos.
Sr. Legislador, la democracia es nuestra, y junto a quienes la defiendan,
sepa Ud., que encontrarásiempre a la mujer uruguaya.
MUJERES POR LA VIDA Y LA JUSTICIA
III Congreso Uruguayo de Sexología
“Los derechos sexuales
inalienables de la mujer”
Reproducimos aquí parte de la conferencia "La condición de la mujer en nuestra
sociedad” qüe como presidenta de la Sociedad Uruguaya de Sexología,
Elvira Lutz realizó como cierre del Congreso. Las letras no van a trasmitir toda
la emoción que rodeó a esta conferencia, a Elvira misma, que como la mayoría
de las mujeres cuando se vuelca entera por aquello que le parece importante,
su inteligencia y su esfuerzo van siempre íntimamente unidos a lo efectivo,
a la emoción.
N el momento de culmi-
nar el desarrollo de este
evento, tenemos la sen¬
sación de que ha sido un indu¬
dable acierto haber elegido, co¬
mo eje temático del III Congreso
Uruguayo de Sexología, el pro¬
blema de la condición de la mu¬
jer en nuestra sociedad.
Pensamos que hemos contri¬
buido, de esta manera, a hacer
visible la compleja problemática
que vive la mujer latinoamerica¬
na en todos los aspectos pero,
más específicamente, y sobre to¬
do, a nivel de su sexualidad”.
...”La mujer nunca vivió su se¬
xualidad como propiamente su¬
ya, nunca la vivió por sí y para sí,
sino que siempre la ejerció por
interpósita persona, o para el
hombre a quien gratificaba o
para el hijo a quien daba la vida.
“Así no es de extrañar que
tengamos que esperar a la se¬
gunda mitad del siglo XX para
que pueda aparecer la reivindi¬
cación del placer sexual como un
derecho también de la mqjer,
para que se pueda empezar a
hablar, aunque sea tímidamen¬
te, de “los derechos sexuales
inalienables de la mujer”. Dere¬
chos inalienables en sí, pero, de
hecho, universalmente aliena¬
dos.
”Lo cierto es que cuando la
cultura descubre que existe una
sexualidad femenina que ya no
es posible seguir negando, lo ha¬
ce a regañadientes, aceptándola
como una especie de privilegio
del pequeño número de mujeres
liberadas, de mujeres cultas, de
mujeres que se empecinan en le¬
vantar la voz y en hacerse escu¬
char.
éfTTOY la sexología científica
XI ha demostrado, en las es¬
tadísticas y en el laboratorio, en
forma irrefutable, que veinti¬
cinco siglos de educación purita¬
na han castrado sistemáticamen¬
te a las mujeres impidiéndoles
que pudieran desarrollar la res¬
puesta sexual biológicamente
equivalente a la del hombre para
la que están potencialmente ca¬
pacitadas.
“Y aparecen, entonces, las te¬
rapias sexuales como la gran so¬
lución para las recién descubier¬
tas "disfunciones sexuales feme¬
ninas”. Una solución elitista pa¬
ra una minoría escandalosa y
reí vindicativa. Una solución a la
medida del mundo superdesa-
rrollado, una solución que se
paga en dólares y que de poco le
puede servir a la mqjer latino¬
americana, a la mq|er tercer-
mundbta.
Lo que no se ve o no se quiere
ver cuando se encarga la solu¬
ción del problema a los especia-
listas'y a los terapeutas, es que el
problema sexual de las mujeres
no es un problema individual,
sino social; que no es un pro--
blema biológico o psico-biológi-
co, sino que es un problema
Ideológico; que no es un proble¬
ma de salud o de enfermedad,
sino que es un problema polí¬
tico.
Como bien lo dice Concepción
Fernández Cazalis: las concep¬
ciones teóricas y prácticas que
pretenden fundamentar esta ac¬
ción salvadora suelen pasar por
alto el hecho político objetivo de
la opresión específica que pade¬
ce la mujer y están ideológica¬
mente impregnadas de la acep¬
tación de la supremacía del
varón”.
4é¥ O cierto es que las muje-
Ai res deberíamos reaccio¬
nar denunciando este intento de
curar lo que se debería prevenir.
La llamada frigidez femenina no
es una enfermedad; es el resulta¬
do de un estereotipo de mujer
que sigue fabricando una socie¬
dad represiva a través de dos de
los instrumentos utilizados siem¬
pre para oprimir y para discri¬
minar a las mujeres:
'2. — la doble norma de moral
sexual pára la educación de las
chicas y de los varones.
"Es verdád que años de lucha
reivindicativa de los movimien¬
tos por la liberación de la mujer
en el mundo entero y, en estos
últimos años, en América Lati¬
na, han abierto nuevos ámbitos*
de participación. No vamos a
subestimar lo logrado en el cam¬
po educativo, laboral, Bocial,
económico, político.
Un Congreso diferente
P ARA nosotras como gru¬
po de mujeres, como co¬
lectivo Editorial, el 3er.
Congreso Uruguayo de Sexolo¬
gía, ha tenido particular signifi¬
cación por su temática, sus ca¬
racterísticas particulares y por la
persona que lo concibió y lo llevó
adelante.
Y como consideramos que lo
allí tratado es algo que nos com¬
pete y nos compromete a todas
las mujeres, es que queremos
compartir nuestras reflexiones.
El aportar a una causa puede
adquirir variadas y diversas for¬
mas, distintos campos de acción,
diferentes metodologías y consi¬
deramos que organizar un Con¬
greso centrado en la sexualidad
de la mujer, con las característi¬
cas que éste tuvo, es uno de esos
aportes.
Convertir un medio que tradi¬
cionalmente ha sido ámbito de
reunión de estudiosos, científi¬
cos y entendidos en la materia,
en un lugar de encuentro donde
intercambiar la información y
los resultados de las investiga¬
ciones con las vivencias, reflexio¬
nes y experiencias recabadas por
los grupos de mujeres organiza¬
dos, ha sido el trabajo que nues¬
tra compañera Elvira Lutz llevó
adelante con grandes esfuerzos y
enfrentando múltiples dificulta¬
des. Reconocemos en su empeño
la búsqueda de vincular la teoría
con la práctica, lo abstracto con
lo concreto, lo formal con lo in¬
formal, el comenzar a hacer rea¬
lidad determinadas propuestas
de acción. "Hacer visible la
compleja problemática que vive
la mujer latinoamericana en to¬
dos los aspectos pero, más espe¬
cíficamente y sobre todo, a nivel
de su sexualidad”.
Aparentemente, debería resul¬
tar obvio que si ha de hablarse
de la sexualidad femenina, las
mujeres tuviéramos que estar
presentes y opinar acerca de lo
que sentimos, de nuestros pro¬
blemas, de nuestros miedos, de
nuestros deseos, y participar de
las reflexiones en tanto sujetos
de cambio y no como meros ob¬
jetos de estudio.
Pero la historia nos demuestra
lo contrario y son varias y reite¬
radas las instancias en las que se
nos ha ignorado, en las que se ha
hablado por nosotras, diciéndo-
nos siempre qué, cómo, cuánto y
cuándo debemos sentir, ya sea
en función de las creencias y las
“buénas costumbres”, o de
acuerdo al resultado de las in¬
vestigaciones de último mo¬
mento.
L OS modelos se nos han
aplicado y se nos impo¬
nen como una moda, se
pasa de la exhaltación de la pu¬
reza y de la pasividad a reivindi¬
car el derecho al orgasmo. Se
mide nuestro placer en función
del placer masculino y se eva¬
lúan los hallazgos tomando co¬
mo punto de referencia la sexua¬
lidad masculina, como un mode¬
lo al cuál aspirar.
Por eso es hora que tomemos
la palabra y expresemos cuáles
realmente son nuestra opinio¬
nes. Evitar la imposición de mo¬
delos elaborados en realidades
que se distancian mucho de ser
las nuestras, y denunciarlos, re¬
chazar la simplificación de con¬
vertir nuestra sexualidad en un
mero hecho técnico o terapéuti¬
co. Asumir que el problema se¬
xual de la mujer no es un proble¬
ma individual sino social, un
problema político, resultado de
siglos de opresión de una ideolo¬
gía machista que pretende por
todos los medios mantener el po¬
der de la dominación.
E :
i STE Congreso ha sido una
instancia en la que se ha¬
bló de nuestra sexuali¬
dad, de la sexualidad durante el
embarazo, de la violencia, del
adulterio, y se habló con noso¬
tras. con las protagonistas, con
las que experimentamos “en
carne propia” las consecuencias
de un aborto, la superación de
una extirpación de senos, el lle¬
gar a la tercera edad, o las muti¬
laciones de una educación repre¬
siva que nos ha inculcado la
"frigidez” como si fuera un ca¬
racterística femenina, las que
debemos enfrentar el juicio so¬
cial.
"El poder femenino será una
realidad cuando las mujeres no
sólo nos concienticemos, sino
cuando nos unamos y nos orga¬
nicemos como movimiento,
cuando hayamos subvertido la 1
competencia en solidaridad”^).
Y este es un camino, que de¬
bemos comenzar a transitar to¬
das juntas.
LA.
(*) Extractado de la ponencia
presentada sobre “La condición de
la mujer’*, por E. Lutz en dicho
Congreso.
sexual sigue haciendo de la mu¬
jer una persona de segunda,
siempre en lamentable depen¬
dencia de algún’hombre”.
4 ítp N m\ condición personal
Xj de Presidenta de la So¬
ciedad Uruguaya de Sexología,
pero también en cuanto multan¬
te comprometida con las lucha»)
contra la discriminación de |v
mqjer, me negaba a propk •' J
evento en que se hablara, por
enésima vez, sólo académica¬
mente, de la sexuaUdad de la
mqjer y de la sexualidad de la
mqjer Joven.
Nos importaba, y mucho, sa¬
ber lo que piensan los investiga¬
dores, los sexólogos, los terapeu¬
tas, los médicos, los psicólogos y
hasta los sacerdotes. Pero nos
Interesaba saber, sobre todo,
qué piensan sobre la sexualidad
de las mqjeres las propias nume¬
res. Nos importaba saber qué
piensan las mujeres que han
despertado, que se han unido y
se han organizado y que se han
decidido a cambiar, militante¬
mente, el signo de su influjo
ideológico y educativo”. \
..."No creemos en el cono*. '
miento científico por sí mismo y
menos aún en el conocimiento
científico como instrumento de
crecimiento más o menos ego¬
céntrico del status profesional o
académico.
"Creemos que el conocimien¬
to es y debe ser uno de los mejo¬
res Instrumentos para los cam¬
bios profundos, a nivel personal
y a nivel social.
"Alguien que sabía de estas
cosas dijo alguna vez que los so¬
ciólogos se habían dedicado,
hasta ese momento, a investigar
la realidad social tal-cual-era,
pero que había llegado la hora
de dedicarse a cambiarla revolu¬
cionariamente.
"Nosotros creemos, también,
que ha llegado la hora de que la
Sexología Científica en el Tercer
Mundo deje de ser un regodeo
académico no comprometido
ideológicamente, y se dedique,
en forma militante, a cambiar
revolucionariamente “la condi¬
ción de la mujer en nuestra so¬
ciedad”.
"Y lo expresamos claramente,
para que no queden dudas: sólo
nos Interna la sexología científi¬
ca que posibilite este cambio.
"Muchas gracias”.
\UJSR
I ^
Tele se ríes
Las vidrieras de
E N la televisión, especial¬
mente en los países so¬
metidos a un sistema
competitivo que se rigen por la
ley de la ganancia y por lo tanto
por la combinación de la canti¬
dad y poder de los avisadores
con la captación de audiencia
(“ranking”). el tema de los “mo¬
delos” propuestos es algo más
complejo que el manejado co¬
múnmente entre nuestros inte¬
lectuales como la perpetuación
de clichés, la penetración y de¬
formación cultural, la sugeren¬
cia de conformismo.
Todo esto existe, claro está, y
cómo no seria así. siendo los paí¬
ses industrializados, empeñados
en perpetuar o al menos exten¬
der al máximo la situación mun¬
dial que los favorece, quienes
producen mayoritariamente las
seriales y películas que se consu¬
men aquí y en otros territorios
^de Latinoamérica. Pero al inte¬
rior d^esos mismos países hege-
mónicos, la situación dista de ser
un lago coagulado; por el con¬
trario, existen movimientos de
opinión, cambios culturales, di¬
versos sectores cuyo peso en las
tendencias colectivas va cam¬
biando, aunque sea parcialmen¬
te las actitudes, y por lo tanto
también las preferencias cultu¬
rales de variados estratos de la
población.
Así, si bien el complicado sis¬
tema de publicidad de estos paí¬
ses, especialmente los Estados
Unidos, tiene una enorme capa¬
cidad de influencia sobre la opi¬
nión pública, la necesidad de
competir por medio de “ran-
:íVrings” mayores con otras cade¬
nas hace que cada entidad pro¬
ductora de televisión deba estar
a su vez pendiente de los cam¬
bios de actitud y preferencias de
esa misma manipulada opinión.
Se establece así un sistema de
vasos comunicantes, un toma y
daca entre productores y consu¬
midores que van dejando su sello
en lo que se elabora. No se trata
de un proceso claro, ni mucho
menos rectilíneo: la televisión, el
gran medio de conformación de
opiniones y penetración cultural,
no renuncia fácilmente al come¬
tido que le es esencial mientras
esté ligado como está a las fuen¬
tes del poder económico. Recoge
las apetencias de cambio, pero
mientras le es posible, aduftera,
disfraza, trabaja con lo sublimi-
nal. se viste de progresismo para
contrabandear —y no siempre
sutilmente— sus valores de
siempre.
E N pocos temas como el de
la imagen de la mujer es¬
ta relación se manifiesta
más claramente. Existen actual¬
mente varias seriales donde las
mujeres resultan protagonistas:
El espía v la dama, Cagney y
Lacey, Reportera del crimen , y
dos miniseries: Tres amigas, Pe¬
cados, inspiradas en figuras fe¬
meninas. Dejaremos de lado las
seriales estables, por ser el cam¬
bio de protagonista un pretexto
para ilustrar los mismos temas y
valores de las repetidas seriales
norteamericanas, policiales en
general, y nos ocuparemos de las
miniseries, realizaciones más
ambiciosas tanto por la temática
como por la producción, y con¬
secuentemente. por los horarios
preferenciales que ocupan y la
publicidad que las acompaña.
En ambas seriales, se parte de
lo no-convencional para llegar al
final a lo más convencional en la
materia. Tres amigas, una amis¬
tad juvenil y una actitud icono¬
clasta ante los tabúes sociales
determina que tres compañeras
de estudio se hagan cargo de la
hija de una de ellas, a la cual
posteriormente abandonan. La
búsqueda de ésta de sus tres su¬
puestas madres, para vengarse
de ellas será el meollo del asun¬
to. En Pecados, una mujer que
en su pubertad fue violada por
los nazis, además de asistir a la
tortura y muerte de su madre y
al secuestro de sus hermanos, no
ceja en sus intentos de volverse
poderosa para vengarse de estas
barbaridades.
En ambas series, la venganza,
justificada de antemano, es el
acicate para que las ultrajadas
no vacilen en saltar cualquier es¬
collo, vencer cualquier escúpulo,
y afirmarse según los cánones
más antiguos y pervertidos: son
rameras de lujo, modelos de por¬
nografía. chantajistas. Las mu¬
jeres presentadas como “libres”
y “fuertes”, no recurren a nin¬
guna forma de la solidaridad, se
afirman individualmente, a ex¬
pensas de lo que sea y de quien
sea, y especialmente, a expensas
de ellas mismas como seres so¬
ciales capaces de establecer la¬
zos afectivos libres y plenos.
C OMO complemento, estas
protagonistas transitan
por los escenarios del po¬
der y el lujo con un placer que se
contrapone a las supuestas de¬
nuncias. y sirve de paso de esca¬
parate de esos “mundos dora¬
dos”. que desafían al espectador
al proponerle un incentivo mos¬
trando sus vetas más agresivas y
corruptas y, sin embargo, seduc¬
toras. Como si el actual capita¬
lismo transnacional que no vaci¬
la en invadir países v financiar
mercenarios, gozara en hacer
guiños diciendo: “Soy una basu¬
ra, ven. pero miren qué delicioso
es el poder, y qué impune".
Las figuras femeninas que
acompañan este strep-tease de
estilos, son acordes con él: el
precio de la libertad y la inde¬
pendencia pasa por la prostitu¬
ción. cantan. La que no quiere
correr estos riesgos, pues a que¬
darse en casa y hacer calceta.
Rosalba ü\andabarat
ESTO NO ES UN CUENTO DE HADAS
¿Quépasa si un día
a Caperucita se la come el lobo
y a la Cenicienta no le entra el zapatito
y a Blancanieves la envenenan con una manzana
y no se despierta más.,. ?
¿ Qué pasa ?
¿Quépasa si se acaban los cuentos de hadas
y nos empiezan a contar .
que acá no existen ni capas
ni coronas de oro
ni tronos
ni abuelas con pastelitos
ni varitas mágicas
ni caperucitas con flores,
y que los vestidos de seda son para tres o cuatro
y los zapatitos de cristal también ?
Y nos empiezan a contar
—o mejor dicho —
nos damos cuenta
de que sí
que el lobo existe
y que es verdad que tiene una boca bastante grane e
Esto no es un cuento de hadas
o lo suficiente
como para comernos
V que también es verdad
que el lobo
usa zapatitos de cristal
y vestidos de seda.
María Ucedo
5to. año Inst. Manuel Dorrego
14-2-85
Buenos Aires, Argentina
Del libro de María Luisa Lerer, Mitos,
realidades v el sentido de ser mqjer. María
Luisa cuenta que este poema lo encontró
en un Boletín estudiantil de fin de año del
liceo de su hijo, su autora tenía en ese mo¬
mento 15 años.
NACÍ MUJER
Decidieron qué iban a hacer conmigo
Sería una buena niña
una educada adolescente
la mejor mujer
Me dieron cuerda como a un juguete
Me señalaron el camino
Me dijeron que contestara
¡sí, señor!;no, señor!
Se agradecida
No te vuelvas si te chistan
Me regalaron los diez mandamientos
Muy agradecida estoy
por sus buenas intenciones
pero no me enseñaron a pensar
por mí misma.
Hoy he vuelto a nacer
renací mujer ¡grande!
Yo decido yo quiero
Yo pienso
He sacado la cuerda de mi cuerpo
Ya soy libre Mujer?
Marta OuUano
Integrante del grupo de mujeres de
Paso Carrasco “María Abella"
Cuentos que nos contaron
(y nos cuentan)
A Mana Luisa Lerer la conocimos en el III Congreso
Uruguayo de Sexología no sólo como psicólogo ,
docente universitaria, presidenta honoraria de la
Asociación Argentina de Sexualidad Humana y
fundadora de Lugar de Mujer ”, sino como mujer,
suave , solidaria , profunda. e íntimamente
comprometida con el feminismo argentino
y latinoamericano.
f fT"XURANTE muchos años
| J nos educaron contán¬
donos cuentos acerca
de mujeres que dormían un lar¬
go sueño hasta que un varón,
príncipe y valiente, llegaba; se
acercaba, nos veía “hermosas”,
nos tocaba con su varita mágica
y sólo entonces nosotras, muje¬
res, comenzábamos a vivir...”.
“Durante siglos nos creimos
todos esos cuentos en los cuales
el varón nos daba vida, alegría,
placer, conocimiento de nuestro
cuerpo...”.
“Por eso lucho para derribar
mitos: hacernos personas com¬
pletas y que no sigamos creyen¬
do en los cuentos que nos con¬
taron y nos cuentan; para reco¬
rrer el camino junto a otros
creando un mundo diferente,
donde la paz, la igualdad, la jus¬
ticia y la solidaridad sean los va¬
lores fundantes para varones y
mujeres que sabemos cuáles son
los derechos humanos que nos
corresponden” (de su libro “Se-
sualidad Femenina. Mitos, reali¬
dades y el sentido de ser mu¬
jer”).
UAL es tu opinión
María Luisa , acerca
de la participación
de los grupos feministas y gru¬
pos de mujeres en este Congre-
so? ¿ Qué te parece el que su te¬
ma central haya sido la condi¬
ción de la mujer?
María Luisa: —Saben que a
mí las cosas primero me pasan
por los sentimientos y luego las
conceptualizo. Todo esto me
emociona pero no me sorprende,
porque en este Congreso la pre¬
sidenta es una mujer, y una
mujer que está trabajando con
mujeres.
Ya en el Congreso peruano
nos habíamos hecho un lugar a
puñetazos y a codazos, para ha¬
blar de nosotras y de lo que sen¬
timos. Porque allí nos discutían
cómo sentíamos, cómo pensába¬
mos y dónde debíamos sentir
placer. Hasta un médico nos en¬
frentó diciendo que “¿cómo las
mujeres sentíamos en el clítoris?
¿qué locura es esa?”. Y una bra¬
sileña se levantó y le preguntó:
“¿Acaso Ud. tiene clítoris como
para cuestionar lo que deci¬
mos?”.
Por ello tengo la sensación de
que, por un lado hemos avanza¬
do mucho, pero al mismo tiempo
debo ser honesta y decir que fue
como si nos dejaran avanzar.
Nos dan permiso de irrumpir
en determinadas estructuras, pe¬
ro si allí les tocás sus centros de
poder, en seguida “saltan” los
médicos, los psicólogos, los gine¬
cólogos y comienzan a encerrar¬
nos en sus discusiones. A partir
de ese momento ya no se discute
más sobre nosotras, sobre qué
nos pasa como adolescentes, con
nuestra genitalidad, con nuestra
sexualidad, con nuestra culpa de
sentir placer, con la dificultad de
usar anticonceptivos y no porque
no los tengamos (aunque en la
Argentina no los tenemos) sino
por la culpa de pensar que una
se programa para sentir placer.
Ya de esto no se habla. Comien¬
zan a discutir sobre si tal o cual
anticonceptivo debe usarse o no,
o si se ofendió a los médicos.
Por lo tanto creo que este es
un inmenso espacio pero en el
que las mujeres aún no tenemos
una voz, que sin enojarse, tierna¬
mente, pueda decir esto que yo
te estoy diciendo y ser escucha¬
das.
Debemos además estar siem¬
pre atentas, porque se nos esca¬
motea, como se nos escamoteó
en varias oportunidades en este
Congreso. Como se intentó esca¬
motear nuestra condición de
mujer, el por qué somos ciuda¬
danas de segunda, por qué dicen
los médicos cómo nosotras sen¬
timos.
Creo que en este enorme espa¬
cio aún no sabemos cómo intro¬
ducirnos, nos da vergüenza, no
tenemos la experiencia de "mi¬
llares de años” que tienen los
varones de tener un discurso pú¬
blico, y además como somos ta i
emotivas en general, cuando nos
ponemos a hablar, nuestras
emociones y nuestros cuerpos se
juntan y a veces nos sale bien y
otras veces no.
Pero aún así tenemos que ha¬
blar y tomar nuestro lugar. ^
Derechos reproductivos de la mujer
_ # I} 0 * QUE en el femi-
Ó JT nismo el tema de la
sexualidad de la mu¬
jer ocupa un lugar tan impor¬
tante?
Celeste: —Abordar el tema de
la sexualidad es muy amplio co¬
mo hemos venido escuchando en
las intervenciones a lo largo del
Congreso, pero nosotras enfati¬
zamos el concepto de sexualidad
en lo que a identidad se refiere.
La mujer, el hombre en realidad
también, pero particularmente
la mujer es condicionada a vivir
una sexualidad en represión, en
opresión. Desde que nacemos y
atravesando nuestra niñez, nues¬
tra adolescencia y también nues¬
tra adultez hay toda una serie de
mecanismos que se utilizan para
reprimir el desarrollo de nuestra
sexualidad, el desarrollo de
nuestra identidad. Por eso pen¬
samos que es uno de los puntos
claves.
—¿ Qué experiencias tienen de
trabajo en el tema de ¡a sexuali¬
dad con mujeres?
De la capacitación a la acción
En el Congreso de Sexología conversamos con
Celeste Cambría , del Centro de la Mujer Peruana
‘Flora Tristón ”, un ”centro feminista ' donde se
hace capacitación , investigación y se prestan servicios
por y para las mujeres. Son diversos los campos de
trabajo que ellas abarcan: mujer y trabajo , derechos
reproductivos , programa de información y
cultura y programa legal.
Celeste: —A partir de una de¬
manda de las mismas mujeres,
de una necesidad de tener edu¬
cación y de tener información
sobre planificación similar, deci¬
dimos trabajar con lo que ahora
se está llamando derechos repro¬
ductivos de la mujer. Serían los
derechos de la mujer a vivir una
libre sexualidad, a tener infor¬
mación y acceso a anticoncepti¬
vos seguros, los derechos de la
mujer en síntesis a poder ser
dueña y decidir sobre su cuerpo
y su vida. Dentro de los derechos
reproductivos tomamos como
punto particular la anticoncep¬
ción, enmarcada en la salud de
la mujer.
Estamos haciendo una serie
de cursos. El que hemos dado en
verano y que repetimos ahora se
llama “Salud y Mujer”, Curso 1,
pensamos hacer un curso 2, en el
cual abordaremos la política de
salud, cómo la mujer es conside¬
rada en la política de salud en el
Perú, el rol que se le asigna
como dadora de salud, sin posi¬
bilidades de decidir a pesar de
que cumple un rol básico dentro
de lo que es la atención primaria
de la salud en los programas del
Perú. También abordamos el
proceso de identidad, pasando
por lo qué es socialización, se¬
xualidad propiamente dicha y
maternidad. Abordamos tam¬
bién como uno de los temas, la
anticoncepción y el aborto, para
terminar con un análisis de la
política de población y cómo en
ella también las mujeres somos
unas de las ausentes al plantear¬
se quién decide respecto a estos
derechos repoductivos de la mu¬
jer.
El punto final de lds cursos es
generalmente buscar alternati¬
vas y uno de los productos más
importantes que hemos tenido
en el verano ha sido que se orga¬
nizaran grupos, planteados por
las mismas mujeres, entre ellos
uno que se planteó luchar por la
salud ginecológica y el acceso
a los anticonceptivos por las mu¬
jeres.
Trabajamos en los distritos
marginales de Lima, en especial
esta experiencia fue realizada en
San Juan de Loregancho. Un
grupo de mujeres habitantes de
este distrito, entre las cuales ha¬
bía pobladoras, otras eran tra¬
bajadoras de las postas de salud
(que es el centro de atención bá¬
sico en estos distritos) y parteras
empíricas, lograron que se aten¬
dieran seiscientas mujeres en un
examen de la detección del cán¬
cer uterino, como paso previo a
implementar una campaña en
pro de anticonceptivos libres y
seguros. Las mujeres lo lograron
ejerciendo presión sobre el Esta¬
do. Hicieron la difusión de la
campaña y se aseguraron de que
en las postas en determinadas
fechas, los médicos cumplieran
con atender gratuitamente a es¬
tas mujeres y tuvieran el mate¬
rial que se necesitaba. El trabajo
de las mujeres fue comprometer
al personal médico de las postas
y a la vez garantizar la convoca¬
toria de las mujeres.
Para nosotras es un logro, y
digo para nosotras porque acom¬
pañamos todo el proceso del
grupo y porque es un poco el re¬
sultado de este planteo de capa¬
citación para la acción. No en¬
tendemos la capacitación en sí
misma sino tienen detrás de ella
una acción que la retroalimente.
Con estas mujeres ahora esta¬
mos elaborando un curso sobre
anticonceptivos que se va a im¬
plementar apenas regresemos de
este Congreso. Esperamos que se
puedan crear más grupos a
partir de estos trabajos más
específicos sobre anticoncepción,
tomando como experiencia el de
estas mismas pobladoras, de es¬
tas mismas compañeras de vida
que han tenido esta experiencia
tan exitosa y revalorizante pa*
ellas. Esto creo que es una exp* ‘
rienda que te ejemplifica parte
de lo que es la estrategia de
“Flora Tristán” en lo que es el
trabajo directo con las mujeres.
Cotidiano Mujer es una publica¬
ción mensual del Colectivo Edito¬
rial Mujer.
Directora Responsable: Elvira Lutz
Colectivo de Redacción: Lilián
Abracinskas. Brenda Bogliaccini.
Lilián Celiberti. Elena Fonseca,
Elvira Lutz
Colaboradoras Permanentes:
Anua María Coluzzi. Mirta Peggo,
Ivonne Trías
Colaboraron en este numero:
Ana Magnabosco.
Rosalba Oxandabarat. Mujeres del
área rural lechera (San José). Mov.
Paulina Luisi (Meló).
Diseño: M a Laura Bulanti
Diagramación: Brenda Bogliacini.
Silvana González, Ivonne Trias.
Diluios: Pilar González, Anahí M.
Manovskv. Lala Severi Alejandra
Torres
Fotografía: Estela Pcri. Nancy
Urrutia.
Dirección:
Jackson 12"’O \pto SS101
Telét 4037(N
Impresión: Petirossi Hilos.
Cooper 222^.
Depósito Legal 20l.b0 T
Registro Carpeta n. % 85-4t>82
MUJ£ft
S I el campo, por su forma de
explotación, por la carencia
de servicios y por el destino
urbano que toma la riqueza que se
saca de su suelo, es altamente expul¬
sivo para sus hombres, lo es en mu¬
cho mayor medida para las mujeres.
Basta sólo mirar algunas cifras del
último Censo de Población y Vivien¬
da. En Cerro Largo hay 12 secciona¬
les, siete de las cuales son rurales y
en las cinco restantes hay una parte
rural y otra urbana. Analicemos es¬
tas reveladoras cifras:
Rural
(secc.)
Mujeres
Hombres
I a
1.131
1.444
2 a
940
1.258
3 a
1.296
1.624
4 a
502
664
5 a
1.664
2.155
6 a
1.557
1.851
7 a
691
906
8 a
316
566
9 a
695
1.084
10 a
519
816
11 a
658
946
12 a
487
672
10.456
Total 24.406
13.950
Se llama Raquel, tiene 3 ( ) años
y dos hijos, es maestra rural.
A las mujeres del campo
el horizonte les queda pequeño
Urbana
Mujeres
Hombres
Meló
22.417
19.545
Río Branco
4.650
4.385
P. Noblía
796
759
F. Muerto
1.476
1.437
Tupambaé
553
482
29.892
26.608
Total: 56.500
TL/f UCHO se ha hablado de que
^ A los jóvenes abandonan el cam¬
po, pero las mujeres, desde
que apenas son adolescentes, se van
en mayor cantidad. Son muchas las
horas que la mujer del campo debe
trabajar. Además de las domésticas
se le agregan tareas como el acarreo
y picado de leña, ordeñe, encierre de
terneros, las compras en el almacén
N este medio hay que preocu
parse mucho más que en la
ciudad, mucho más. Acá hay
que empezar, primero, por saber si el
niño desayunó ese día. Si hace mu
cho frío, tenemos que fijarnos si esta
moradito, si vino descalzo, si no tiene
medias, y muchas veces, buscar de
donde sacar un buzo, un par de me
dias para abrigarlo, antes de empe
zar a dar la clase
Los niños que vienen acá son niños
muy pobres, son del rancherío. Vie¬
nen muchos de ellos mal alimenta¬
dos. Y les digo que muchos vienen
por el interés del comedor. No les
miento. Si no hubiera comedor,
quién sabe si vendrían.
—¿Ouién decide la comida?
— La decido yo pero de acuerdo
con el dinero que tengo para los co¬
mestibles. Soy la ecónoma del come¬
dor y también la dietista. Además,
tengo que estar atenta a todas sus ca¬
rencias. Los chiquilines vienen sin
que generalmente implica una cabal¬
gata o una “pateada”, la huerta, el
lavado de la ropa que se hace en la
cachimba o en el arroyo cercano, ali¬
mentar a los “guachos” y a las galli¬
nas, el acarreo del agua hacia la
casa, el planchado a carbón y en mu¬
chos casos “el lavar para afuera”,
con lo que subvencionan el mengua¬
do sueldo de peón de su marido.
Las jóvenes no quieren seguir el
camino de sus madres y emigran ha¬
cia las ciudades engrosando la oferta
de trabajo doméstico.
Se ha urbanizado la forma de vivir,
esos son los valores que se trasmiten
desde los medios de comunicación,
desde la escuela y de madres a hijas.
¿Pero qué pasa con las mujeres de
comer nada. Hay que empezar por
hacerles leche en polvo.
Hay 35 niños y somos dos maes¬
tras. El horario de clase es de 10 a 15
horas.
Te sientes apoyada en tu tra¬
bajo?
En cuanto a ayuda técnica
nada. Me siento sola y aislada. Tra¬
bajo con la ayuda de la Comisión de
Fomento.
Participan las madres?
Participan, pero se sienten dis¬
minuidas. Cortadas, por su condi¬
ción de mujer de escasa cultura.
Ellas vienen a una reunión en la es¬
cuela y yo tengo que sacarles las pa¬
labras con tirabuzón. No hablan.
Contestan sí y no y ni siquiera miran
de frente cuando se les habla. Se
sienten un poco colaboradoras ayu¬
dando a hacer pasteles, algo para un
beneficio. Pero son muy pocas las
que dan la cara. Todas tratan de
quedarse en casa, evitan venir a la
escuela. Les cuesta mucho agrupar¬
se, son tímidas. No es que sean des¬
conformes o que estén disgustadas
por algo, es que son tímidas, tienen
vergüenza de hablar.
MUJ5K
los sectores de mayores recursos?
También emigran hacia plantas ur¬
banas buscando mejores expectati¬
vas educativas para sus hijos, desa¬
rraigándose definitivamente, ellas y
sus hijas.
E STA es una de las realidades
del interior y del medio rural,
que no sólo sostenemos quie¬
nes nos sentimos comprometidas y
pensamos que ésta ha sido una op¬
ción política que el país y su gente ha
tomado y que mediante otra opción
podría ser diferente, sino que lo sos¬
tienen esas reveladoras cifras que
singularmente se presentan a la
población en forma global, ocultan¬
do la situación que nos toca vivir a
la mitad de la población que somos
las mujeres.
Mov. Paulina Luisi, Meló
Yo las visito mucho, y cuando una
va a la casa de ellas, la reciben con
amabilidad, son acogedoras, logro
más comunicación. Parece que cuan¬
do están agrupadas unas sienten ver¬
güenza de las otras.
En cuanto a la salud, van a Santa
Clara. Se proyectó una vez una poli¬
clínica en Paso Pereyra pero no se
concretó.
Los partos se atienden con doña
Adoración que tiene 98 años.
—¿Cómo te arreglas con la tarea
de la casa?
—Son dos trabajos distintos. Mi
trabajo de maestra me gusta de alma
y el trabajo de la casa es una obliga¬
ción. Yo les mentiría si les digo que
me encanta estar cocinando y fre¬
gando. Hay algunas cosas que resul¬
tan más agradables... pero si no las
hacemos nosotras quién las va a
hacer?
—¿Tienes alguna recreación?
—Voy a Meló una vez al mes, pero
llena de vueltas y encargues. Hoy
pensábamos ir a una fiesta a Paso
Pereyra, pero no creo que salgamos,
¡con este día! Hay un beneficio en la
escuela 38, criolla y pencas. No, re¬
creación prácticamente no tengo. Es¬
toy para la escuela y para la casa y
algún viaje a Meló apurado y nada
más.
El Grupo de Mujeres del
Area Rural Lechera de recien¬
te constitución, organizó) el
ler. Encuentro de Mujeres Le¬
cheras realizado dentro del
marco de la ' Fiesta de la Le¬
che* en San José. Cotidiano
Mujer se ocupó de este aconte¬
cimiento en su momento, tra¬
duciendo el asombro, la ale¬
gría, los planes que surgieron
al reconocerse una identidad
común como trabajadoras ru¬
rales, y una condición común
como mujeres.
hablemos de las condiciones de la vi¬
vienda y del trabajo.
Sabemos también que esta realidad
no es patrimonio exclusivo nuestro,
creemos así que se ve agravada por lo
difícil que resulta organizarse para
enfrentarla; conspiran para ello, la
distancia, un trabajo individualista y
absorbente entre otras cosas.
No puede pedirse a nadie que por
trabajar la tierra, por sentir esa tie¬
rra como parte de nosotros mismos,
por trabajarla para nosotros pero
también para el país, en un país
donde cada vez menos personas
quieren hacerlo, se les “compense”
con carencias que impiden el desa¬
rrollo. Dentro de ese contexto, la
D E qué hablar con otras muje¬
res del área rural? Esta pre¬
gunta se incluyó en una encuesta
que recorrió todos los departamentos
donde hay explotación lechera. En
ella recogimos un variadísimo y muy
rico material, del que extrajimos esta
mujer es tal vez la que queda más
atrapada por esta situación ya que
por formación y educación su vida se
desarrolla entre los trabajos del ho¬
gar y las tareas del establecimiento,
lo que levanta en torno a sí una mu¬
ralla construida de rutina y de ais¬
lamiento.
respuesta:
¿De qué hablar? De la orfandad de
la familia rural.
Debe haber pocas palabras que
provoquen mayor remoción interior
que la palabra “huérfano”, ella está
cargada de soledad, de aislamiento,
de abandono; cuando, como aquí, se
alude a “la familia”, nos atrevería¬
mos a asegurar que también se refie¬
re a un vasto sector de nuestro cam¬
po que afecta a quienes menos posi¬
bilidades de solución tienen, y es más
removedor aún.
Se les deja huérfanos de educa¬
ción, de cultura, de comunicación,
de asistencia médica... por mencio¬
nar las carencias más groseras y no
Sin embargo, hay quienes en esta
situación piensan por encima de sí
mismas, en sus congéneres, sus igua¬
les, como es el caso de este grupo.
Aquí no se habla de “mi situa¬
ción” o de “mi familia”, sino que se
hace referencia a “la familia rural”
con un pensamiento generoso y soli¬
dario. Tampoco esto es exclusividad
de este sector, cosa que, pensamos,
hace más compartible y provechoso
este material. Creemos que esta res¬
puesta nos compromete a todas a ha¬
cer una reflexión seria y responsable.
Grupo de Mujeres
del Area Rural Lechera
(San José}
Encuentros y reflexiones
D IAS atrás tuvo lugar un En¬
cuentro del Consejo de Edu¬
cación de Adultos de Amé¬
rica Latina (CEAAL), en la ciudad de
Tacuarembó. La pregunta de ¿qué
tiene que ver la educación de adultos
con la mujer?, es importante porque,
siendo uno de los puntos polémicos
del encuentro, nos ha permitido al¬
gunas reflexiones.
“Nadie educa a nadie, nadie se edu
ca a sí mismo; nos educamos en co¬
munidad”. Esta frase de P. Freire
presidiendo el encuentro, resume va¬
rios conceptos claves de la educación
popular. Considerada como práctica
de libertad, esta educación se basa
en que la liberación auténtica, que es
“humanización en proceso”, no es
un regalo, una cosa que puede depo¬
sitarse en las personas. Es acción y
reflexión humana sobre el mundo
para transformarlo. Y parte por eso
del desarrollo de la conciencia crítica
como principal fundamento educa¬
tivo.
¿Cuándo somos educadoras?
De estos conceptos generales, po¬
dría deducirse que fue natural y sen¬
cilla la incorporación al debate de los
temas específicos de la mujer, como
educadora no formal, como recep¬
tora de mensajes educativos, en fin,
como persona. Sin embargo, no fue
así.
Los talleres sobre Desarrollo comu¬
nitario rural, comunitario urbano,
Cooperativismo y Juventud tocaron
el tema desde el punto de vista de la
participación numérica de la mujer
en las actividades comunes. Pero no
hubo mención ni reconocimiento de
las trabas particulares que ella tiene
para desarrollar su labor educativa
trasmitiendo contenidos liberadores.
El taller Mujer en el que partici¬
pamos, tuvo como objetivo la revalo¬
rización de la acción educativa de la
mujer a través de sus prácticas coti¬
dianas.
Nos parece destacable el clima en
que se desarrolló el trabajo en este
grupo integrado exclusivamente por
mujeres: un diálogo continuo y vivaz
donde las opiniones de todas las par¬
ticipantes eran propuestas siempre
válidas en discusión, es una forma de
trabajo propia de mujeres. Allí se lo¬
gró disolver toda distancia entre dis¬
tintas experiencias y profesiones, da¬
to que, según las pautas de educa¬
ción popular manejadas en el en¬
cuentro, constituye un logro impor¬
tante.
Tratando de responder a la pre¬
gunta común del seminario: ¿Cómo
y cuándo soy educador/a?, quedó de
manifiesto en este taller la dificultad
de visualizarnos como educadoras en
un plano no formal, es decir, en
nuestro quehacer cotidiano.. Por esa
misma razón, una de las conclusio¬
nes a las que llegamos fue la nece¬
sidad impostergable de que ese rol
fuera revalorado e incorporado como
problema al desarrollo de la educa¬
ción popular. Sin esta revisión, la
mujer como educadora seguirá tras¬
mitiendo cotidianamente contenidos
que refuerzan su propia opresión.
Una polémica necesaria
El encuentro, organizado según el
criterio de “seminarios paralelos”
unificados en un plenario final, nos
deparó la muy interesante experien¬
cia de presentar las conclusiones de
nuestro taller ante una asamblea he¬
terogénea, tanto en su composición
genérica como en su visualización del
tema que expusimos. Como pregun¬
tamos al plenario por qué no se ha¬
bía inscripto ningún hombre en el
taller “Mujer”, hubo una reacción
de sorpresa y risa que allanó el cami¬
no a la necesaria polémica. Exten¬
dida a los descansos y comidas, la
discusión giró en torno a la validez
de haber incluido en ese encuentro,
un taller sobre el tema Mujer.
Es decir, que si bien el enfoque ge¬
neral del seminario sorteó algunas
lagunas conceptuales frecuentes en
materia de educación de adultos, no
se incorporó en el conjunto de parti¬
cipantes una perspectiva de género,
ni la necesidad ineludible de elimi¬
nar las jerarquías sexuales. En ese
marco, saludamos la polémica ini¬
ciada como un paso de acercamiento
entre posiciones criticas de la edu¬
cación popular y la lucha de las mu¬
jeres por su inserción también crítica
y creativa, en la sociedad. La acumu¬
lación de estas reflexiones apenas
iniciadas colectivamente permitirán
en próximos encuentros profundizar
esta relación que no resulta tan sen¬
cilla.
“La existencia, en tanto humana,
no puede ser muda, silenciosa, ni
tampoco nutrirse de falsas palabras
sino de palabras verdaderas con las
cuales transformar el mundo (...)
(...) más, si decir la palabra verda¬
dera es transformar el mundo, decir¬
la no es privilegio de algunos, sino el
derecho de todos” (P.F.)
Entonces, ¿cómo omitir en un en¬
cuentro sobre educación popular, la
búsqueda específica de la mujer, en
pos de su propia palabra silenciada?
&
Una experiencia enriquecedora
para todas
E STE Boletín de la Mujer del Interior , del
área rural y urbana va a salir cada dos
meses. La idea surgió en encuentros con
las mujeres del Area Rural Lechera de San
José. Ellas nos transmitieron —con mucho ca¬
riño y hermandad— cómo Cotidiano Mujer no
llegaba a ser totalmente lo que ellas necesita¬
ban como prensa de la mujer para el interior.
Nosotras les explicamos que Cotidiano era es¬
crito en Montevideo, y que aunque alguna de
nosotras hubiera vivido muchos años de su vida
en el interior, ahora todas estábamos en la
capital.
Para escribir de la vida, de los problemas,
de las esperanzas de la mujer del interior, era
necesario serlo.
Ya teníamos una profunda y rica relación
con las mujeres del Movimiento Paulina Luisi
de Meló, los aportes permanentes de ellas, el
entusiasmo en la venta de Cotidiano , nos hicie¬
ron pensar que contábamos con ellas en cual¬
quier iniciativa que apoyara la labor de las mu¬
jeres del Interior.
Es así que les propusimos a las mujeres de
San José la idea de un Boletín hecho por mu¬
jeres del interior. Hoy estaban ellas y las Pauli¬
nas de Meló. Mañana podían estar también las
de los otros departamentos.
Les contamos que quiemes hoy escribimos
en Cotidiano Mujer no somos periodistas profe¬
sionales , pero que para poder escribir de nues¬
tros problemas como mujeres bastaba serlo y
compartirlo con otras mujeres. Ellas se entu¬
siasmaron y se pusieron a escribir.
Les dijimos y les decimos que pueden con¬
tar con el Colectivo de Redacción para todo
aquello que sea necesario. Desde ya sabemos
que va a ser una experiencia enriquecedora pa¬
ra nosotras compartir este trabajo entre muje¬
res del Ir eriory de Montevideo.
Este s el primer ensayo. Ustedes tienen la
palabra.